lunes, 23 de abril de 2012

Juancarlista, si estás ahí, manifiéstate

Cuántos años escuchando la popular frase de: El Rey ha hecho mucho por España. Si mal no recuerdo, y no recuerdo mal, desde que nací llevo oyendo a diferentes clases de persona, de mi entorno familiar, de mi entorno de amigos, periodistas, políticos y demás, defender al Rey Don Juan Carlos con uñas y dientes. Sino fuera porque dio la cara el 23-F seguiríamos en la época de Franco. ¿Realmente la dictadura persistiría?, ¿realmente el Rey dio la cara porque creía en la democracia o porque tenía que creer en la democracia? En fin preguntas que propiciarían grandes debates…pero hoy no es el tema concreto que me atañe. 

La cuestión es que a medida que han avanzado los años he continuado escuchando defensas acérrimas de la monarquía, pero poco a poco modificadas con pequeños matices. Juan Carlos que reine que es un gran relaciones públicas y sí ‘echamos cuentas’ no nos sale tan caro. Juan Carlos que reine pero Felipe ya es otra cosa. Total para lo que le queda que le dejen acabar su reinado.

Sin embargo en estos momentos se crea un nuevo punto de inflexión. Los defensores del rey, también llamados juancarlistas, ya no están tan seguros de aquellas argumentaciones que otorgaban en su defensa. Ya no están tan seguros de que el 23-F justifique y compense los hechos ocurridos. ¿Qué es lo que ha cambiado entonces? Nada tienen que ver los sucesivos escándalos de los escarceos del rey con otras mujeres, los viajes privados en los que se gasta millonadas para vivir como un rey con trofeos de elefantes incluidos, ni siquiera el caso Urdangarin es el culpable. 

Todo lo citado son pequeñas gotas que han caído en un vaso social roto, pero no roto culturalmente (que ya lleva muchos años) sino económicamente. Escándalos monárquicos los ha habido siempre, hay quien ha querido mirar para otro lado, hay quien no ha sabido mirar, y hay quien a pesar de mirar no ha querido darle importancia porque total España va (perdón, iba) bien.

El pueblo es manejable, sí, pero llega un punto en el que el número de parados, las injusticias sociales y la poca esperanza de recuperación económica es tal que la gente deja de mirar para otro lado. La crispación está presente en nuestro país y es por ello que ahora empezamos a despertar e incluso los juancarlistas empiezan a preguntarse si el 23-F sigue siendo un pilar tan asentado como para perdonar que la monarquía se ría de la sociedad. 

Don Juan Carlos se ha equivocado y su perdón no hace más que acrecentar la sensación de que  algo gordo ha hecho (ha estado haciendo). Mientras tanto los juancarlistas siguen buscando en el fondo del vaso roto motivos para seguir creyendo que ésta monarquía es el mejor camino. Cuando los encuentren, por favor, manifiéstenlos.