¿Nunca se han encontrado en una situación en la que están seguros de que el mundo se ha confabulado para reordenar lo lógico y lo ilógico de manera contraria?
Lo que denominamos con la familiar frase “el mundo al revés”. Esa
es la sensación que últimamente tengo yo hacía este país. Hace mucho
tiempo que todo lo que sucede dejó de ser democrático para
convertirse en un verdadero circo.
La prensa extranjera nos alertó cientos de
veces, y no es que fuera de España no se cometan también injusticias
políticas, lo que sucede es que cuando el río suena, y suena en todos sus afluyentes,
agua lleva. Dejando de lado el análisis, repetido hasta la saciedad, del
caso Urdangarin, el caso por el que está imputado el ex ministro Pepiño Blanco,
la reforma laboral, los detenidos y agredidos de la protesta estudiantil de
Valencia, y dando aún más marcha atrás en el tiempo, la gestión del movimiento
15M por parte de los políticos.
Lo que ha captado hoy, miento hoy no sino ayer
por la noche, mi atención ha sido las declaraciones de Francisco Camps en una entrevista concedida a la revista
Telva. En ella ‘Camps el inocente’ se regodea de serlo, e incluso presume de
ser un hombre incombustible al que nadie puede batir. No contento con ello, va
un paso más allá, asegurando que sería un buen presidente de Gobierno. ¿Presi…que? Alarma, momento
del mundo al revés.
¿Cómo es posible que en este país un señor que ha sido
declarado misteriosa y milagrosamente inocente después de que sino toda España,
sí los que aún nos quedan dos dedos de frente, sabemos que es que culpable; pueda atreverse ni tan siquiera a dar entrevistas en las que se regodea de su
inocencia regalada?. ¿Cómo es posible que encima haga alarde de ser tan democráticamente
ejemplar que podría llegar a ser presidente de Gobierno?. Disculpen si soy yo la
que está en un mundo paralelo, pero todavía sigo esperando a que alguien diga:
Se cierra el telón, el espectáculo ha terminado.