martes, 8 de mayo de 2012

Nos vamos, pero volveremos

 
Como vuelva a escuchar una sola vez más la frase: “los jóvenes no tenemos futuro”, corre el riesgo de que empiece a creerme que es real. Hace ya más de un año que cada vez que inicio, o se inicia a mi alrededor, una conversación, sea del tema que sea (excepto el fútbol, bendito tema sagrado e inalterable a las adversidades presentes), el hilo deriva en el gran número de parados y la mala situación de nuestro país. Pero además siempre  con el apunte de que los jóvenes somos los peor ‘parados’ (valga la redundancia) y los que menos futuro tenemos. MENTIRA. 

¿Cuántos de los jóvenes que se quejan están llevando a cabo estudios de máster mientras tanto?, ¿cuántos de los que alzan la voz se irán el mes que viene a estudiar inglés al extranjero?, ¿cuántos de los indignados viven bajo el techo de papá y mamá teniendo asegurado su sustento?. Es evidente que hay un porcentaje de ellos que se encuentran con la difícil disyuntiva de necesitar un trabajo para vivir, sí. A todos ellos derecho de queja concedido. 

Sin embargo al porcentaje restante le pediría un poco de sentido común y un poco de perspectiva a la hora de analizar los hechos. Los grandes perjudicados de esta crisis no somos nosotros. Nosotros estamos en el paro y seguramente lo estemos durante mucho tiempo (analistas económicas darán la cifra ‘exacta’), sin embargo tenemos el privilegio de poder continuar formándonos académicamente sin tener que preocuparnos de la hipoteca o de si nos llegará el dinero para poder alimentarnos.
Podemos coger la maleta mañana mismo e irnos lejos en busca de un trabajo. 

Basta ya de quejas y negativismos que no llevan a ningún lado. Cambiemos la mente. Somos unos privilegiados. Cuando esta crisis termine tendremos un largo currículo provisto de carrera, máster, idiomas y experiencias laborales varias (el Telepizza incluido). El 80%, a ojo, nos iremos mañana, pero ese 80% volverá para convertirse en el pilar fundamental de la nueva economía de nuestro país. Es por ello por lo que no quiero volver a escuchar “los jóvenes no tenemos futuro”. No quiero tener que creerme esa mentira, porque no es más que eso, una mentira.

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