miércoles, 26 de septiembre de 2012

Al otro lado del muro

 
Ahora lo entiendo. Comprendo lo fácil que resulta para el Gobierno manipular los hechos hasta darles un giro de 360 grados. Yo hubiera podido hacerlo. Basta con mantener la mirada fija en unos pocos exaltados cuya profesión no es otra que reventar manifestaciones. No son parados de larga duración, no son profesores cansados de los incesantes recortes que tienen que sufrir, tampoco son jóvenes con un currículo que abrumaría a cualquier empresario; no son más que eso, cuatro exaltados en busca de violencia. ¿Porqué siempre lo malo prima sobre lo bueno? De los cerca de 6000 manifestantes que acudieron ayer a los alrededores del Congreso de los Diputados, me arriesgó a cifrar a los violentos en 50 personas. Ellos son cómplices de la defensa de la actuación policial. Son cómplices de que no se tomen en serio las protestas llevadas a cabo por una sociedad cansada y sobrepasada. 

Gente como ellos hacen posible que algunos medios de comunicación y por ende las diferentes figuras del Gobierno defiendan con uñas y dientes la magnífica actuación policial. Tan solo una fotografía sacada en el momento clave es suficiente para evidenciar la violenta masa de manifestantes a la que se enfrentaban. Es como llevar integrado un Photoshop mental y recortar el resto de la imagen social.

Poco cabe esperar de las diferentes fuerzas de seguridad, movidos por las órdenes del de arriba e incapaces de plantearse si lo que están haciendo beneficia a alguien más que al mismo que no deja de recortarle pagas y de empeorar su situación laboral; sin embargo de aquella sociedad que decide invertir su tiempo en luchar por aquello que cree, de ellos sí que esperamos algo más. Al igual que se lucha para que unos pocos no nos arrebaten todo lo conseguido, tampoco dejemos que cuatro radicales nos representen y sea la seña de identidad de nuestra lucha.

Estoy cansada de levantarme por la mañana y ver como una y otra vez se manipula información y se les da el protagonismo a aquellos que no deben tenerlo. Para que la próxima protesta tenga una repercusión real debemos cambiar el modelo de actuación. Aquellos que no creen que la violencia sea la solución no se queden atrás viendo como la policía carga para ir disolviendo la cifra de los manifestantes. 

Nuestro lugar debe ser la primera fila. Nuestro arma tiene que ser la insistencia y no la violencia. Esta vez la foto no debe centrarse en los radicales, esta vez la foto tiene que reflejar una sociedad exhausta y enfadada pero que no puede ser frenada porque no tiene otra consigna ni otro interés que el cambio a través de lo que es y debe ser una protesta pacífica.

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