Anonada, sorprendida y noqueada. Así fue como me dejo la
noticia de que Esperanza Aguirre había dimitido. Con la risa floja de quien es
acechado por la incredulidad y el nerviosismo ante tal acontecimiento, decidí
revisar el calendario para asegurarme de que no era el día de los inocentes.
Evidentemente no lo era, como tampoco era un bulo impulsado por algunos medios
de comunicación. Nada de eso. Existía una rueda de prensa de la propia Aguirre
arguyendo sus razones para dejar el puesto. Dejando a un lado su estilo directo
y agresivo, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid intentaba hacer frente dignamente
al que fuera uno de sus momentos políticos más difíciles.
¿Por qué? Era la pregunta obvia que todos nos hacíamos. Por
motivos de salud explicaban los primeros propagadores de sus palabras. Por
motivos personales continuaban analizando. ‘Motivos personales’ un sintagma
difuso que deja abierta la puerta a cientos de miles de explicaciones. La
noticia se iba propagando y los comentarios y opiniones vertidas no dejaban de
aparecerse allá donde consultases.
Dejando a un lado análisis periodísticos sobre su trayectoria
política u opiniones personales sobre su figura a lo largo de estos años, hay un punto mediático de gran interés.
Imposible es calcular el número de titulares protagonizados por ‘Espe’.
Incalculables son el número de horas informativas dedicadas hacia su persona.
Al margen del resumen de su legado político, lo que sí que es cierto es el
vacío noticioso que deja su salida de la política. ¿Quién nos regalará
titulares tan suculentos? ¿Quién nos dará razones para debatir sobre sus palabras?
¿Quién será el nuevo protagonista de las tertulias de bar? Twitter, Facebook y demás fans de lo
mediático, sin duda, ‘llorarán su marcha’. La maestra de la controversia ha
dimitido y a pesar de que por el momento no sintamos su falta (todavía muy
reciente) cuando las aguas vuelvan a su cauce y la noticia de su dimisión ya no
sea motivo de debate, ¿qué nos quedará? No más ‘espejo de lo que somos’, no más
‘imperio aguirre’. El circo mediático hoy pierda una gran amiga. Amén.
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