Ahora lo entiendo. Comprendo lo fácil que resulta para el
Gobierno manipular los hechos hasta darles un giro de 360 grados. Yo hubiera
podido hacerlo. Basta con mantener la mirada fija en unos pocos exaltados cuya
profesión no es otra que reventar manifestaciones. No son parados de larga
duración, no son profesores cansados de los incesantes recortes que tienen que
sufrir, tampoco son jóvenes con un currículo que abrumaría a cualquier
empresario; no son más que eso, cuatro exaltados en busca de violencia. ¿Porqué
siempre lo malo prima sobre lo bueno? De los cerca de 6000 manifestantes que
acudieron ayer a los alrededores del Congreso de los Diputados, me arriesgó a
cifrar a los violentos en 50 personas. Ellos son cómplices de la defensa de la
actuación policial. Son cómplices de que no se tomen en serio las protestas
llevadas a cabo por una sociedad cansada y sobrepasada.
Gente como ellos hacen posible que algunos medios de
comunicación y por ende las diferentes figuras del Gobierno defiendan con uñas
y dientes la magnífica actuación policial. Tan solo una fotografía sacada en el
momento clave es suficiente para evidenciar la violenta masa de manifestantes a
la que se enfrentaban. Es como llevar integrado un Photoshop mental y recortar
el resto de la imagen social.
Poco cabe esperar de las diferentes fuerzas de seguridad,
movidos por las órdenes del de arriba e incapaces de plantearse si lo que están
haciendo beneficia a alguien más que al mismo que no deja de recortarle pagas y
de empeorar su situación laboral; sin embargo de aquella sociedad que decide
invertir su tiempo en luchar por aquello que cree, de ellos sí que esperamos
algo más. Al igual que se lucha para que unos pocos no nos arrebaten todo lo
conseguido, tampoco dejemos que cuatro radicales nos representen y sea la seña
de identidad de nuestra lucha.
Estoy cansada de levantarme por la mañana y ver como una y
otra vez se manipula información y se les da el protagonismo a aquellos que no
deben tenerlo. Para que la próxima protesta tenga una repercusión real debemos
cambiar el modelo de actuación. Aquellos que no creen que la violencia sea la
solución no se queden atrás viendo como la policía carga para ir disolviendo la
cifra de los manifestantes.
Nuestro lugar debe ser la primera fila. Nuestro
arma tiene que ser la insistencia y no la violencia. Esta vez la foto no debe
centrarse en los radicales, esta vez la foto tiene que reflejar una sociedad exhausta
y enfadada pero que no puede ser frenada porque no tiene otra consigna ni otro
interés que el cambio a través de lo que es y debe ser una protesta pacífica.